Por que el reino Fungi se ha puesto de moda? En la moda, el diseño, la salud y la gastronomía hay un fungi boom. Te contamos cuál es el rol de estos organismos en la naturaleza, sus usos terapéuticos y su potencial para la sustentabilidad del planeta.
No hay duda: los hongos están de moda. Si bien los auténticos fanáticos de los “fungi” los vienen investigando desde hace ya mucho tiempo, fue recién a mediados del año pasado que el bichito de la intriga se esparció por el resto de la sociedad a raíz de que Netflix estrenara el documental Hongos fantásticos, destinado a explicar los secretos de uno de los reinos más relegados de nuestro planeta. Su director, el estadounidense Louie Schwartzberg, se pasó 15 años filmando el crecimiento de distintos hongos para lograr captar el minuto a minuto de su evolución. El resultado son imágenes de una potencia única, por momentos hipnótica, en las que hongos de los colores y formas más extravagantes crecen y se expanden por doquier. Con entrevistas a científicos, periodistas y fanáticos de la “cultura fungi”, Hongos fantásticos explica la importancia de esos organismos y su papel clave en el mantenimiento del equilibrio de la naturaleza.
Fue gracias al desarrollo de nuevas tecnologías en el ámbito de la ciencia que el mundo de los hongos se abrió al conocimiento humano, revelando sus notables propiedades y las complejidades de su funcionamiento. De hecho, el documental de Netflix dedica más de una hora no solo a explicar su papel a nivel biológico –los hongos son nada más y nada menos que los encargados de descomponer organismos muertos para devolver sus nutrientes al ciclo de la vida–, sino que además se adentra en su uso terapéutico para tratar diferentes enfermedades por sus propiedades curativas y alucinógenas.
Pero los hongos están en muchos, muchos lados más. Desde la gastronomía hasta la medicina, pasando por la moda, el arte y hasta el diseño, en esta nota hacemos un repaso por los mil y un usos de los fantásticos fungi.
Psilocibina: la sustancia más buscada
Las consecuencias de las cuarentenas y aislamientos por la pandemia del coronavirus evidenciaron aún más la importancia de los problemas de salud mental en la sociedad, y fue en ese marco que el uso de hongos empezó a adquirir mayor protagonismo. De acuerdo con la última Encuesta Global de Drogas, durante la pandemia las personas consumieron más “microdosis” de alucinógenos para mejorar su bienestar, llegando incluso a dejar de lado los medicamentos de prescripción.
¿Cómo funcionan estos tratamientos? La palabra clave es “psilocibina”, una sustancia psicodélica que se encuentra principalmente en los hongos del género Psilocybe. Para quienes creen en su poder curativo, la toma de estos hongos en forma de microdosis (que no superen los 0,2 gramos de psilocibina) es utilizada como terapia para tratar diferentes afecciones como ansiedad, depresión o adicciones, aunque muchos de sus consumidores dicen utilizarla también como una forma de mejorar su calidad de vida e incrementar el bienestar.
Si bien en la mayoría de los países del mundo –incluida Argentina– el cultivo, venta y distribución de estos hongos no es legal, hay terapeutas alternativos que se dedican a implementar estos tratamientos con microdosis. E incluso recientemente, San Francisco, en EE. UU., fue la última ciudad que se sumó a la lista de aquellas en las que el consumo está despenalizado.
¿Y cómo funcionan las microdosis? Según explican, cuando se consume un hongo, el cuerpo convierte la psilocibina en psilocina, un compuesto que interactúa con los receptores de serotonina, la cual es responsable de modular el ánimo, el aprendizaje, la cognición y la memoria, entre otras cosas.
Sus usos para la salud
Una de las investigaciones más relevantes sobre la psilocibina es la que llevaron adelante científicos de la Universidad John Hopkins, publicada en el año 2016, en la que se midieron los efectos positivos de esta sustancia sobre 50 pacientes oncológicos y donde se concluyó que “un 80% mejoraron su estado de ánimo”, muchas veces signado por la ansiedad y la depresión. En nuestro país, los investigadores Enzo Tagliazucchi, Ricardo Corral y Ain Stolkiner se encuentran actualmente trabajando en la obtención de los permisos necesarios para poder llevar a cabo la primera investigación científica argentina sobre la psilocibina en pacientes oncológicos avanzados y con cuadros de depresión producto de la enfermedad.
haciendo tendencia
Si nos adentramos en el universo de las tendencias y el diseño, los hongos se pueden encontrar en los ámbitos más variados. En el caso de la moda, fueron furor las recientes colecciones presentadas por las firmas internacionales Hermès y Stella McCartney, que incluyeron prendas confeccionadas con un biomaterial similar al cuero, pero creado a partir de micelio (que son las fibras que conforman el cuerpo vegetativo de los hongos). También la vimos hace poco a la mismísima Katy Perry tomando el mundo fungi como inspiración para sus vestuarios y escenarios de sus shows, e incluso como la cara de una cápsula de los exclusivos clutches de la marca Judith Leiber.
En Argentina, hace apenas unos meses un grupo de científicas del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos de Rosario (Iprobyq), dependiente del Conicet-Universidad Nacional de Rosario, anunciaron también la creación de un biomaterial muy parecido al cuero, pero 100% biodegradable y elaborado a partir del Ganorderma lucidum, un hongo comestible que crece en los troncos de los árboles.
Otro proyecto local es Sistemas Materiales, un grupo de investigación interdisciplinario fundado por la diseñadora colombiana Heidi Jalkh y el biólogo Leonardo Majul que trabaja en la intersección entre ciencia, diseño y artesanía y que actualmente explora cómo se puede aprovechar la biodiversidad para incorporar el color en el diseño y la fabricación de biomateriales fúngicos. Para Jalkh, la exploración en el uso de los hongos dentro del diseño es algo que recién comienza, pero que promete ser una alternativa vegana y sustentable frente a la nocividad de las lógicas de producción más convencionales no solo en el ámbito de la moda, sino también en ramas más amplias del diseño como mobiliario, vajilla o hasta la construcción.
En esto último se destaca el proyecto de la arquitecta marplatense Juliana Lareu, quien logró diseñar un ladrillo biológico biodegradable cuyo ingrediente fundamental es el micelio de hongos como el Ganoderma lucidum (Reishi) y el Pleurotus ostreatus (Hongos ostra) y que da como resultado un ladrillo más resistente que el hormigón que puede soportar más de 400 kilos de peso.
Hongos al plato
En el caso de la gastronomía, los hongos son parte esencial de la tendencia “plant based”, que no solo busca impulsar una alimentación a base de plantas, sino que se postula como el punto de partida para tender hacia nuevos modos de producción alimentaria en consonancia con el cambio climático y los problemas ecológicos.
Uno de sus principales referentes es el chef argentino Máximo Cabrera, fundador de Crudo Cocina, un estudio de cocina que busca desarrollar una cultura gastronómica para la educación de comensales y cocineros teniendo en cuenta múltiples enfoques involucrados con el alimento y su producción. Allí, la experimentación con hongos es una de las grandes protagonistas gracias a la versatilidad que ofrecen en cada plato.
En Buenos Aires, la chef Manuela Donnet lleva adelante desde 2016 un restaurante especializado en hongos –al que llamó Donnet– que propone a sus comensales una experimentación de texturas y sabores con algunas incursiones exóticas como los hongos cabeza de mono, las gírgolas reina o las foliotas. Para la chef, los hongos son “la carne vegetal por excelencia” gracias a las múltiples posibilidades que brindan texturas y sabores. Algunos de sus platos son perlas negras en caldo de tomate, “mollejitas” de cabeza de mono o gírgolas al limón. Si te tientan, no dejes de ir a probarlos.
¿Nuevos alimentos con hongos?
Otros proyectos locales interesantes son el de Horacio Acerbo, CEO de Kernel Mycofoods, una startup de proteínas alternativas que fabrica biomasa a partir del Fusarium venenatum (un hongo que tiene una textura similar al atún y un gran perfil nutricional rico en aminoácidos) y con la cual se pueden producir alimentos como quesos, milanesas, hamburguesas o hasta bebidas de una forma mucho más sustentable. ¿Y alguna vez se te ocurrió pensar que podrías tomar un café con hongos? Bueno, también es posible. El proyecto de Smart Coffee (@smartcoffee.ar) lo hizo realidad: tienen blends de café orgánico con hongos adaptógenos –que son comestibles y tienen propiedades medicinales–, como la melena de león.